Cursos 2014: Talla y construcción de marionetas de varilla en madera

Imparte: Chris Geris, de la compañía Plansjet (Bélgica)
Duración: 40 horas
Fechas: del 29 de septiembre al 10 de octubre (de lunes a viernes)
Horario: de 16:00 h a 20:00 h
Lugar: Asociación ITACA (c/ Pombal, 18. 15706 Santiago de Compostela)
Precio: 250 €
Precio reducido (socios de UNIMA): 150 €
Número de participantes: 12


Taller sobre la marioneta tradicional tallada en madera.
En este taller los alumnos construirán una marioneta de varilla en la cabeza, de 60 cm de altura, tallada en madera, del tipo de las que se usan en Bélgica, Chequia, Eslovaquia, Portugal y antiguamente también en España.

Chris Geris es un genio capaz de dibujar el rostro de un pirata, un amable anciano o el mismísimo diablo sobre un trozo de madera de tilo. Perfila sus manos, el cuerpo y los pies y esto es lo que cada alumno participante en el curso, guiado por la mano del maestro, habrá conseguido: su propia marioneta.

Chris Geris – Plansjet

Antes de ejercer como tallista y titiritero Chris Geris fue carpintero y siempre tuvo la obsesión de “dar vida” a su trabajo. “He aprendido a hacer puertas, escaleras, cocinas, de todo, pero nada de eso vive”, dice el artista, que confiesa haber encontrado la inspiración al contemplar un violín y comprender que la madera “mientras está viva” en la naturaleza “no puede cantar”, pero que una vez trabajada sí es capaz de hacerlo. “Hay un corazón en la madera”, explica, y a partir de ahí “puedes hacer una flauta, una guitarra o un piano”.

Su “pasión” por este material le llevó a la fabricación de instrumentos musicales, a los que siempre añadía “alguna ornamentación”. Confiesa que su “obsesión por fijarse en las caras de los demás” le llevaba a tallar rostros y cabezas en los instrumentos que construía. En ese momento descubrió las marionetas de hilos y comprendió que era “el siguiente paso”. Geris comenzó a fabricar sus marionetas junto a su esposa, Mieke, de manera autodidacta, y aprendió “observando y visitando” museos y exposiciones, donde podía “estudiar cómo habían hecho” otros el mismo trabajo. “En mi familia no hay tradición de títeres”, explica el artista, que resume su evolución creativa como un “viaje” desde “la carpintería a la música y de ahí al títere”.

El tallista defiende su arte que cumple, dijo, una importante “labor educativa”. A la hora de preparar sus representaciones, asegura que “lo más importante es el ritmo” y el “contacto con la tierra”, algo que, según él, el trabajo con títeres posibilita de una “manera especial”.


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