XV Festival Internacional de Títeres Galicreques

El barredor invisible, entre baldosa y baldosa, basura y basura, pasa su escoba. Una danza de pasos finos y precisos que nos dejan ver la olvidada virtud del que desempeña un trabajo anónimo. Aún hay algo de poesía entre los restos, los plásticos y las latas de la calle que, poco a poco, van avanzando.

Basada en los personajes de los relatos de “Cronopios y Famas” de Julio Cortázar, creamos una comedia de enredo que nos introduce en el mundo del surrealismo del entramado social.
Así, de la mano de estos curiosos seres, asistimos a la creación de un mundo mágico, paralelo a la sociedad actual, donde conviven Cronopios, Famas y Esperanzas.
Un espectáculo con más de 40 títeres que harán las delicias del espectador.

La topita salía de su madriguera y algo le cayó en cabeza, a modo de gorra maloliente. Entonces, recorrerá la granja investigando cuál de los animales que allí viven le hizo semejante agravio: la paloma, el caballo, la liebre…
Una obra simpática y escatológica que provoca carcajadas y hace que los espectadores empaticen con la topita, herida en su orgullo. Niñas y mayores tendrán, con esta historia, la visión de un tema tan natural como la vida misma y que, sin embargo, no siempre aparece en escena.

Una gallina criada en un gallinero comercial, ayudada por la buena suerte, logra escapar de su “prisión”. Nuestra heroína tiene la oportunidad de realizar el sueño de su vida: poner un huevo en libertad y criar su pollito campo a través. La historia se complica cuando aparece un hambriento zorro que roba el preciado huevecito. He aquí donde hace su entrada un detective que agiliza la causa: el Investigatopo.

Todo parece transcurrir como siempre: la mamá de Caperucita le pide que vaya a la casa de su abuela… hasta que irrumpe en la historia el lobito Juan, hijo del Lobo feroz, quien a pesar de las lecciones de su padre no logra ser el temible lobo que habita en el bosque. Y por si esto fuera poco, disfruta de la compañía y la ternura de una abuela que lo espera para leerle historias y de una niña, Caperucita Roja, a quien se supone debe devorar y de quien se acaba haciendo muy buen amigo.

Pícolo y Margarita recorren el mundo cantando y contando historias. Formales y disparatados, los une las ganas de llevar melodías con mensajes de amor y amistad y sobre todo las ganas de llegar al corazón de grandes, chicos, bichos, brujas y príncipes.